Cada vez son más los especialistas que recomiendan el uso del cepillo de dientes eléctrico por sus supuestas ventajas con respecto a su homólogo, el cepillo de dientes manual. Sean o no ciertas dichas ventajas, tal y como veremos a continuación, lo cierto es que el uso de dicho dispositivo se ha puesto muy de moda durante estos últimos años.

A grandes rasgos, se puede afirmar que, efectivamente, el llamado cepillo de dientes eléctrico consigue limpiar nuestra dentadura de una manera más rápida y, quizá lo más importante, de una manera más profunda, eliminando más placa y suciedad en general.

Si bien es cierto que se recomienda especialmente su uso a los niños, los adultos también pueden aprovecharse de las múltiples ventajas que nos aporta el hecho de emplearlo y que, tal y como hemos visto, incluyen la posibilidad real de limpiar mejor tanto nuestros dientes como nuestras encías.

Utilízalo bien para poder sacarle el máximo partido

Eso sí, para poder aprovechar todas estas cualidades hay que saber manejar correctamente dicho dispositivo y algo igual de importante, pero que muchas veces se nos olvida, saber cómo limpiarlo correctamente y cómo aplicarle un mantenimiento óptimo.

Lo primero que debemos hacer, antes de empezar a usarlo, es mojar las cerdas del cepillo eléctrico y aplicar un poco de pasta sobre dicho cabezal (se recomienda una cantidad similar al tamaño de un guisante). A continuación, debemos encender el cepillo y comenzar a cepillar nuestros dientes de manera suave, sin ejercer demasiada presión sobre ellos.

Al igual que ocurre con el cepillo de dientes estándar, durante el cepillado, las cerdas deben mantenerse en una posición de aproximadamente 45º con respecto a los dientes y no olvidarnos de cepillarnos bien, incluido en los espacios existentes entre uno y otro diente.

Orden a seguir y consejos de mantenimiento

Un buen orden, a la hora de limpiar nuestros dientes, es empezar por los dientes frontales, tanto superiores como inferiores (lo que se conoce comúnmente como “palas” o “paletas”), cepillándolos bien, tanto por la parte de delante como por la de detrás.

De ahí continuaríamos cepillando diente por diente hasta llegar a los premolares, después llegaríamos a los molares y, por último, si se diera el caso, a las muelas del juicio. Se recomienda ir siempre de arriba abajo. Muy importante: ¡no hay que olvidarse de cepillar la lengua para conseguir una higiene bucodental óptima!

Si utilizamos el cepillo de dientes eléctrico a menudo, es necesario sustituir el cabezal cada cierto tiempo, al igual que hacemos con los cepillos de dientes “clásicos”. Para poder limpiar bien dicho cabezal, conviene introducirlo dentro de un vaso con enjuague bucal, u otra sustancia higienizante similar, durante al menos media hora.

Y nada más por nuestra parte, esperamos que, si aún no lo utilizáis, os animéis a probar este dispositivo lo antes posible. ¡Tu salud bucodental lo agradecerá!